sábado, 1 de marzo de 2014

Capítulo 24




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Peter se había quedado mirando la taza, y ella hizo lo mismo, confiando en encontrar ahí la respuesta a los problemas de Euge. Pero en la taza no había más que un líquido turbio y dañino. Clavó los ojos en el fondo de la taza y, de pronto, se le ocurrió.

Capítulo 24:

—Té. —Lali se sorprendió de oírse hablar.
Euge alzó la cabeza.

—¿Té?

—Té —dijo Lali con convencimiento—. Tienes que ofrecerles té a los clientes. Té negro e... infusiones.

—¿Infusiones? —Euge parecía perdida.

—Sí. —Lali miró a Peter y se encontró con que la miraba fijamente. Era imposible saber qué pensaba—. Mucha gente toma té, ¿o no, Peter? —Se sintió osada y le dio un golpecito por debajo de la mesa en el tobillo con el pie.

—Por supuesto. —El rostro de Peter no dejaba entrever nada pero, de nuevo, a Lali le dio la sensación de que sonreía. Brevemente—. Todo el tiempo.
Estaba mintiendo, obvio, pero Lali le habría dado un beso por eso. Se calentó con solo pensar en besar a Peter.

—¿Peter? ¿De verdad? —Euge no parecía muy convencida.
Peter asintió pesadamente con la cabeza y Euge dejó de fruncir el ceño. Estaba claro que, para Euge, lo que dijera Peter era ley.

—Vi que tenías una planta de menta ahí fuera. —Lali de pronto revivió los calurosos días del verano en Marruecos y el té de menta fresca—. Deja secar las hojas y haz una infusión con ellas. Puedes hacer infusiones aromáticas prácticamente con cualquier cosa... hierba luisa, poleo, romero, anís, salvia... La lista es interminable. Luego puedes añadir cosas como canela o cáscara de limón al té negro, para darle sabor. Tengo una receta maravillosa para el té de vainilla; no sabes lo bien que sabe.

—Espera. —Euge sacó un block de notas y un lápiz del bolsillo del delantal y empezó a escribir como loca—. Canela, cáscara de limón, vainilla. —Sacudió la cabeza—. Ay, ¿quien sabe? Puede funcionar. Además, ¿qué podemos perder? —Vio que Peter se levantaba—. ¿Qué te parece, Peter?

—Puede funcionar —respondió, dejando unas monedas encima de la mesa—. ¿Por qué no lo intentas? —Y le tendió una mano a Lali para ayudarlo a levantarse—. Deberíamos irnos —le dijo.
Euge los miró boquiabierta, primero a Peter y luego a Lali, para volver a Peter. Se veía claramente lo que pensaba.

—Ah —dijo, respirando interminablemente—. ¡Ah!

Lali iba a empezar a negar lo que fuera que estuviera pensando Euge, pero Peter le agarró fuertemente del codo y empezó a caminar hacia la puerta. Lali sólo tenía dos opciones: o se iba con él, o le regalaba el brazo.

—Te daré las recetas después —se apresuró a decirle a Euge por encima del hombro.

Justo entonces se abrió la puerta y apareció un adolescente. Llevaba la parte inferior de la cabeza rapada y la parte superior recogida en una cola que le llegaba hasta los hombros. Tenía un arete en una de las orejas, otro en la nariz y otro en la ceja. Tenía una rotosa casaca de jean, sin nada debajo pese al frío, un jean roto en las rodillas y botas negras con suficientes clavos y tachas como para arreglar el techo de un estadio de fútbol.
El joven se detuvo y observó pasar a Lali y a Peter.

—Hola hermanita —dijo lo suficientemente alto como para que lo oyeran—, ¿quién es esa lindura?
Lali hizo una mueca. Matías Prado era un verdadero dolor de cabeza.

Fuera se había levantado un viento helador. Lali se detuvo en medio de la desértica calle y se abrazó con fuerza, frotándose los brazos. El día se presentaba mucho más frío de lo que pensó al principio, y la chompa que tenía puesta no le servía de nada contra ese viento. Se sintió perdida y muerta de frío.
«¿Qué estoy haciendo aquí?», se preguntó de pronto.

La ansiedad y la depresión la dejaron casi paralizada. Allí estaba, a punto de ir a un campo aislado con un hombre al que apenas conocía... por mucho que le gustara... para hablar de los problemas de un chiquito, algo para lo que no estaba preparada. Y todo ello con el estómago vacío. ¿Qué estaba haciendo?
«Huir de un asesino, eso es lo que hago».

Lali volvió a estremecerse y casi pega un brinco cuando alguien le puso algo pesado y cálido sobre los hombros. Era la casaca de cuero negra de Peter, que le llegaba hasta las rodillas. Dejó el maletín que tenía en el piso y metió las manos en las mangas, saboreando por un momento lo calentito que estaba. Levantó la mirada.

—Gracias. —Trató de sonreír, pero le castañeaban los dientes—. No pensé que fuera a hacer tanto frío. Pero, ¿y tú? —Agitó torpemente la manga de la casaca, de la que sólo sobresalían los dedos.

—No tengo frío —soltó. Probablemente estuviera mintiendo, pero Lali no pensaba renunciar a la prenda calientita—. ¿Dónde tienes el auto?
Lali se quedó paralizada y trató de sofocar la incipiente oleada de pánico.

—¿Mi... mi auto?

¿Quería que manejara hasta allá? Su mente se vio invadida por los recuerdos de su accidentado viaje a El Puesto. Nunca había sido una conductora demasiado buena y la mera idea de ponerse detrás del volante y manejar por aquellos parajes inhóspitos le ponía los pelos de punta, pese a que sabía que él iría delante.
Además, cuando terminaran de hablar de Rafael, tendría que manejar de vuelta a casa. Sola.

Claro que no podía demostrarle lo mucho que le horrorizaba la idea si no quería que la considerara una extraterrestre. En Fiambalá, los niños aprendían a manejar casi antes que a caminar. Tampoco había otra opción en esas tierras enormes y desiertas. Lali deseó una vez más volver a la ciudad. A cualquier ciudad. Con tranvías y metros, y buses y taxis. Y gente. Y no estas interminables extensiones de vacío.
Lali trató de sonreír y se lamió los labios resecos.

—De… dejé mi auto detrás de casa. Si me esperas un segundo voy a buscarlo... —Se detuvo súbitamente al ver que le agarraba del brazo.

—Sólo quería saber dónde estaba —dijo Peter—. Tengo que volver al pueblo después —comentó, aunque Lali estaba segura de que volvía a mentirle—, así que puedo traerte de vuelta. —Se agachó para recoger el maletín del piso y comenzó a caminar.

Lali se lo quedó mirando unos segundos antes de correr para alcanzarlo, llena de alivio.

Continuará…

11 comentarios:

  1. Ayy me encantaaaaa masss ❤️❤️❤️❤️👏

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  2. Mas!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! mas capis!!!

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  3. Me encanto!! Peter un tierno que le dio Lali su campera!! Espero el proximo!

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  4. Es todo un caballero! me encanta Más!

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  5. Lina (@Lina_AR12)1 de marzo de 2014, 17:35

    Es un caballero,es muy protector pero me mata la ansiedad de saber su historia q lleguen ya a ese campo y empiece a hablar!

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  6. Lali poco a poco se va rodeando de amigos =)

    espero massss

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  7. me encanto el capitulo. quiero massssssssssssss. viva cadiz.

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  8. K arranques le dan a la pobre d nostalgia ,a la" comodidad",d su ciudad.

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