Capítulo 13

Chicuelas!!!!! Cómo están?! Qué tal llevan el viernes??? Con ganas de empezar el finde YA, eso seguro ;) Que paradójico hoy viernes 13 nos toca el capi 13, buena suerte?! :P jajajajaaja Disfruten la noche y el inicio del finde! Besos y MUCHAS GRACIAS por todos sus comentarios! ;) Ahhh! les cuento que ya comencé a cargar los videos del rex a youtube, sí bastante tarde pero recién tengo tiempo ajajaja igual son cortitos pero como 40 así que espero se suban pronto y a penas los tenga preparo la publicación con los links y las fotos que saqué! ;)

Chari: No tengo IDEA quién escribió la nove y por más que la busco no la puedo encontrar para ver si están los capítulos que me faltan :(

Lau: Daleeeee! Pásame lo que tengas por ahí tengo suerte y tienes más de lo que yo tengo ;) mi mail es caparatodoso@hotmail.com

Twitter: @Caparatodos

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—Se te ve un poco desesperado —dijo ella.

Peter respiró y posó las manos sobre sus hombros.

—Lali, lo estoy desde el primer momento en que te vi. Estoy ansioso por conocerte un poco más. Eres hermosa, inteligente y yo…

Capítulo 13:

—Halagarme no te va a llevar a ninguna parte —dijo Lali, pero mentía. De no ser porque sabía muy bien quién era Peter Lanzani, habría caído en sus lindas palabras. No obstante, y a pesar de su inmensa sabiduría, habría querido poder creerse lo que le decía. No todos los días un hombre se rendía a sus pies y le confesaba su admiración.

—No te estoy halagando —le aseguró—. No voy a mentir sólo para conseguir una cita.

«¡Será mentiroso!»

—Está bien, una sola cita. Si decido en ésa que no habrá más, respetarás mi decisión.

—¡Me da la impresión de que aceptarías que te matara con más entusiasmo!

—¡No! De verdad quiero salir contigo —le dijo. Pero se aseguró a sí misma que por muy diferentes motivos a los de él. Ya había empezado a idear un plan. Se vengaría de él por lo que le había hecho a Candela. Le haría creer que estaba interesada en él y, cuando llegara el momento oportuno, le haría el peor de los desplantes.

Lo más fácil hubiera sido seducirlo, llevarlo a la cama y haberlo dejado con las ganas por el resto de su vida. Pero, por su falta de práctica, no confiaba mucho en su capacidad de seducción, ni en sus habilidades en la cama.  Así que lo más práctico era enamorarlo locamente. Por supuesto que eso le llevaría más tiempo, pero iba bien encaminada. Su insistencia era una clara prueba de esp.

Lali sonrió.

—Llámame.

Él asintió y, sin previo aviso, se inclinó y la besó.

—Creo que lo mejor que puedo hacer es irme ahora. Te llamo mañana.

Le pasó un cálido dedo por el lugar exacto en que acababa de dejar su beso y se fue.

Lali se quedó con una agradable e inesperada sensación en el cuerpo.  No le debería de haber gustado, pero le gustó.  No debería de haberse quedado deseando un beso más intenso, pero se quedó.  Y jamás debería haber aceptado una cita, pero había aceptado. Iba a tener que realizar un extraordinario auto control para no caer en sus encantos.

Se sentó en el banco que tenía al lado. Iba a ser realmente difícil. Si acababa de besarla frente a toda esa gente, era porque nada lo detendría.

—¿Qué rayos estoy haciendo? —se preguntó—. Este es un juego peligroso, Mariana Espósito y tienes todas las fichas jugadas para que seas tú la que acabe con el corazón roto. Vas a perder, tal y como perdió Candela.

—¿Tienes una cita?

Lali miró a su hermana por encima del hombro. Esta llevaba una elegante bata de seda y la cascada de pelo caía sobre sus hombros. Todavía lo tenía mojado.

—Es una cena de negocios —le aseguró Lali, mientras buscaba algún vestido para usar aquella noche.

—Te puesto sombra en los ojos —comentó Candela—. Nunca te maquillas usando sombras para una cena de negocios. Y, si no me equivoco, te has puesto mi perfume.

Lali suspiró.

—¡De acuerdo! Es algo más que una simple cena de negocios, pero se parece mucho.

—¿Quién es él? ¿Cómo es?

Lali se encogió de hombros.

—No está mal, pero tampoco es nada del otro mundo.

No había dicho una mentira tan grande.

—No pareces muy entusiasmada. ¿Cuál es el problema de este?

—Ninguno —dijo Lali—. Es simplemente que…

—¿Qué? Puedes hablar conmigo con toda confianza. Siempre eres tú la que me ayuda a mí. Esta vez puedo ser yo. Sabes que tengo mucha experiencia en estas situaciones.

Lali la miró de reojo y dudó unos segundos.

—Está bien —le dijo—. Tal vez tu opinión me sirva. Vamos a imaginar una situación en la que yo tengo una buena amiga que solía salir con un hombre. Yo conozco al mismo hombre y me pide que salga con él.

—¡Estas engañando a tu mejor amiga!

—¡No! No exactamente. No era mi intención engañarla. De hecho, yo ni siquiera sabía que él era el mismo hombre hasta que ya fue demasiado tarde. Y esta amiga ya no sale con él —Lali se sentó en la cama—. Pero me preocupa lo que puede llegar a pasar cuando mi amiga se entere. Quizás, debería contárselo.

—¿Estás loca? —dijo Candela alarmada—. Yo no se lo diría. No es que estes saliendo con él mientras está con ella. Es un juego limpio ahora.

—Pero ¿no piensas que es un poco inmoral? Es muy amiga mía.

—Las amigas vienen y van —dijo Candela—. Pero un hombre guapo es difícil de encontrar.

Lali se levantó indignada.

—¡Esa es la actitud por la que siempre estás metida tantos problemas! Deberías tener más amigas y menos hombres en tu vida.

—¡Bueno, anda y díselo! —la retó Candela—. Vas a ver como no era tu amiga cuando te saque los ojos.

En ese momento, sonó el teléfono.

Candela corrió a contestar, pero Lali se adelantó.

—¿Aló?

Una voz masculina preguntó por Candela.

—Es un hombre —dijo Lali.

—¡Bien! —dijo Cande satisfecha.

Lali continuó vistiéndose, mientras su hermana conversaba animadamente.

—Perfecto —dijo Candela—. Nos vemos dentro de una hora en el Sottovoce.

Lali se volvió sobresaltada.

—¿Sottovoce? ¡Allí es donde yo voy!

Candela asintió, mientras colgaba el teléfono.

—Ya sé. Por eso pensé en ese sitio. Era Sergio. Es diseñador de muebles. Lo conocí el año pasado en el río. Está en la ciudad y quiere que salgamos a comer. He quedado en el restaurante a las ocho.

¡Esa era la hora de su cita con Peter! ¡Dios santo! ¿Qué iba a hacer? No podía dejarlo plantado. Podría intentar ubicarlo y cambiar el lugar de la cita, pero se acordaba que le había dicho que iría directamente desde una reunión. ***

—¿A las ocho? ¿De verdad que piensas que puedes estar lista a las ocho?

Candela se levantó.

—Es sólo un amigo, no necesito ponerme nada especial. Tengo una idea, ¿por qué no vamos juntas? Puede ser divertido que comamos los cuatro juntos.

—¡No! Bueno… quiero decir que no me parece buena idea.

En lo único que podía pensar Lali era en el desastre que se produciría si Candela sufría un ataque de histeria en mitad del restaurante al ver a Peter.

—¡Se me está haciendo tarde! —dijo Lali—. Me tengo que ir.

—¿Estás segura que no quieres que vayamos juntas?

—¡No!

Sin decir más, Lali salió casi corriendo.

Lo primero que tenía que hacer era evitar el desastre y, después, buscar la forma de que su vida volviera a la tranquilidad habitual o algo que se le aproxime, pues vivir con Candela Espósito implicaba sobresaltos.

Continuará…