Capítulo 37

Hola!!! Antes que nada “FELICES FIESTAS PATRIAS” a todo el Perú! Hoy se cumple un año más de nuestra independencia, así que festejarlo! ;)

Isa: Me tentó tu mezcla de emociones en el comentario… jajajaja y no llores dale?!!!!

Ari_StaFe: No, al menos en un “futuro cercano” tengo planeado seguir con las noves en el blog… Hay una sorpresa en camino y la segunda temporada de Arte para los Problemas! Así que todavía, ustedes quieren, me seguirán aguantando :P

Lore456: Si Peter aplica el consejo que le mandaste… Morimos todas jajajaja Dejémoslo así que a él le gusta esta Lali, histérica y todo! Jijijiji

Lau: Hola!!! Y creo que todas, al final, sentimos esa mezcla de sentimientos! Igual esperemos que ese deseo masivo de giras se haga realidad! (y espero poder seguir hablando como hasta ahora contigo ;))

Masi_Ruth: Siiii! Feliz 28!!!! :D Que la pases lindo, y aunque a veces cuesta sentirse orgulloso, muy en el fondo somos Peruanos y por angas o por mangas nos sentimos felices de serlo!

Ahora sí, me dejo de chácharas! (Me copé un poco con sus comentarios jajajaja es que son tan lindas!!!! :D Pero bueno sí sigo no paramos más!) Disfruten el capítulo y mañana les dejo los últimos 2! Besos y disfruten el día!

Twitter: @Caparatodos

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Lali soltó una carcajada y sus lágrimas se mezclaron con la risa. Estaban en el mismo lugar en el que habían empezado tiempo atrás. Sólo que el desarrollo de la historia no había sido el que ella se había imaginado: Candela se terminó casando con el hombre que la había dejado y Lali… se había enamorado. Era el turno de Cande para consolar a su hermana por un romance desastroso.

Capítulo 37:

—¿Qué vas a hacer? —le preguntó Candela.

—Creo que me voy a ir de aquí, tal vez a Rosario. He conseguido algunos contactos a través de papá y podría tener mucho trabajo en esa ciudad. Lo que quiero es empezar de cero, sin malos recuerdos.

—Pero no te puedes ir. Te necesito aquí —protestó Candela mientras le agarraba la mano.

—Tú tienes a Agustín.

—Está bien, y es un tierno, pero no deja de ser hombre.

—Ahora que tú ya sentaste cabeza, papá e Isabel quieren vender la casa. Es buen momento para un cambio —dijo Lali.

—Agustín me contó que Peter dice lo mismo. Está pensando en irse a Italia. ¡Pero allí te lo va a quitar alguna italiana apasionada!

—Eso está bien. ¿Ves? Él va a seguir adelante con su vida. Yo tengo que hacer lo mismo.

—Lali, eres terca. Cualquiera se daría cuenta de que está el uno loco por el otro. ¿Por qué no das tu brazo a torcer y tratas de recuperarlo?

—Cande, gracias por tu interés, pero esto es un tema mío. Así que déjame a mí solucionar mis asuntos a mi manera. Y, ahora, vamos a saludar a Agustín. Quiero que me cuenten todo sobre su viaje. ¿Me trajiste algún regalo?

Sólo tres frases fueron suficientes para que Candela cambiara de tema. Comenzó a hablar sobre su luna de miel, mientras salían de debajo de la cama. Pero Lali no podía dejar de pensar en Peter, en su mirada el día de la boda. ¿Por qué se negaba a creer en sus palabras? ¿Qué temía perder?

Después de todo, ya tenía el corazón roto. No podía pasarle algo peor.

La celebración comenzó muy temprano en las oficinas de Lanzani & Asociados. Apenas Peter recibió la confirmación del comité de que les habían concedido la construcción del centro cívico, el champán empezó a correr.

Aunque sólo eran las doce del medio día, Peter consideró que se debía aquel merecido momento de relajo. Era la primera vez que estaba realmente feliz desde que había visto por última vez a Lali.

Pero se había prometido a sí mismo olvidarla, para lo que se había sumergido obsesivamente en su trabajo. No regresaba a su casa hasta que el agotamiento se lo exigía, pues temía las largas noches de soledad y de insomnio.

A pesar de todo, no pasaba ni una hora al día sin que el recuerdo de Lali lo abrumara.  Había intentado sacarle información a Agustín, pero el hombre era como una tumba.

Peter levantó su copa de champán y se dirigió a todo el personal.

—No podríamos haber conseguido el proyecto si en esta empresa no hubiera profesionales de su talla. Muchas gracias. Hoy nos tomamos este día para celebrar, porque a partir de mañana vamos a empezar a construir el centro cívico que estaba necesitando esta ciudad.

Todos los presentes brindaron por el éxito y aplaudieron.

Peter estaba muy contento por el proyecto, pero no sentía excesivo entusiasmo por la fiesta. Se apoyó en el marco de la puerta y se dedicó a observar cómo los demás disfrutaban.

En ese momento, vio aparecer a una mujer, de figura esbelta y pelo oscuro. Cuanto más veía a Candela, más notaba el parecido que había entre las dos hermanas. Pero no era Lali.

En cuanto Candela vio a su esposo, se lanzó efusivamente a su cuello, quien ya no parecía mortificado por semejantes muestras de cariño en público. Su nueva esposa iba con frecuencia a visitar a su marido, lo que para Peter no dejaba de ser desconcertante, ya que siempre tenía la sensación, a primera vista, de que se trataba de Lali.

Se preguntaba continuamente si Agustín era consciente de lo afortunado que era. Tenía una mujer que lo amaba y con la que podría formar una familia. Ya habían decidido construirse una casa, que Peter había prometido diseñar para ellos. Peter sin embargo, cada vez sentía con más pesar el vacío de la suya.

Se dio media vuelta y se metió en su oficina. Observó sus bocetos y sus fotos. ¡Qué poco significado tenían ahora!

Se sentó delante de la mesa de dibujo. Además del centro cívico, le habían dicho que sí al proyecto de Milán, que había aceptado, sobre todo, para estar lejos de Buenos Aires. Le esperaba un año muy agitado, lleno de viajes trasatlánticos y noches en hoteles.

—Quizás eso sea precisamente lo que necesito —murmuró—. Trabajo, trabajo y trabajo.

—Demasiado trabajo y poca diversión, acaba por convertir a cualquier hombre en un gruñón.

Continuará…