Capítulo 14

Hola, hola!!! Cómo están?! Espero que pasando un lindo sábado y disfrutándolo a todo lo que da! MILLONES de gracias por sus comentarios tan lindos en el post anterior! Gracias por tan lindas palabras y repito, sin ustedes llegar a donde el blog ha llegado seria IMPOSIBLE! Gracias por todo!!! GRACIAS por una y cada una de esas más de 400 mil visitas! Se les quiere!!!

Yulsi: Sí! Tengo algunas, mándame un mail a Caparatodos@hotmail.com con la lista de las que quieres así las busco! ;)

Besos y nos estamos leyendo! :D en un rato publico el post del rex, todavía están cargando las fotos y videos… sí, hace más de 24h que están cargando ajajjajaja

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Lo primero que tenía que hacer era evitar el desastre y, después, buscar la forma de que su vida volviera a la tranquilidad habitual o algo que se le aproxime, pues vivir con Candela Espósito implicaba sobresaltos.

Capítulo 14:

Lali mira desde su privilegiado puesto de conductora a todos los carros, que entraban en el estacionamiento del restaurante. Tenía un plan perfectamente trazado. Si Candela aparecía primero, se quedaría escondida en su auto. Si era Peter el que llegaba primero, se acercaría rápido a rescatarlo del desastre que se aproximaba.

Pero, ¿qué pasaría si los dos llegarán a la vez? Bueno, en ese caso lo único que podría hacer sería esconderse debajo del asiento y rogar al cielo por su vida.

—Esto se me está yendo de las manos —murmuró con disgusto—. Debería alejarme y dejar que lo que tenga que pasar, pase.

Pero le importaba su hermana y, como siempre, trataba de protegerla. Y, aunque no sabía exactamente qué era lo que sentía por Peter Lanzani, sí sabía que no merecía ser humillado públicamente.

Y, si no merecía eso, ¿qué se merecía? ¿Por qué estaba ella haciendo todo eso?

Quizás sólo buscaba una buena excusa para poder seguir viéndolo, una justificación que no la hiciera sentir como una rata.  Tenía que admitir que estaba fascinada con la atención que le mostraba. Quería creer que la atracción que él decía sentir era real. Parecía realmente obsesionado por conseguir una cita y tenía más interés del que ningún hombre le había mostrado en los últimos años.

Lali suspiró. Si lo que quería era vengarse de Peter, ¿por qué estaba haciendo todo lo que podía por protegerlo de Candela? Después de todo era el malo de la historia.

Estaba confundida, muy confundida y no sabía bien qué hacer.

De pronto, unos pasos resonaron en el silencio de la noche.  Tímidamente, Lali asomó un poco más la cabeza. El corazón se le encogió al ver a Peter. Llevaba un traje impecable con una camisa blanca.

La brisa de la noche agitaba su pelo. ¿Por qué tenía que ser tan extremadamente guapo? ¿Y por qué a ella le gustaba de esa manera? ¡No había derecho!

Durante unos segundos estuvo tentada de arrancar y salir huyendo de allí.

Sin embargo, por algún motivo, no se sentía capaz de hacerle eso. Conocía a su hermana y, de algún modo, no le sorprendía lo que le había sucedido. No era la primera vez, sino más bien la número cien mil y sabía que Candela tenía cierta tendencia a pasarse su propia película de lo que sus enamorados decían.

—¡Deja de justificar a ese hombre! —se dijo—. Parece que estuvieras perdidamente enamorada de él.

Lali se quedó pensativa unos segundos. ¡No podía enamorarse de él, era una locura! No obstante, y siendo honesta consigo misma, tenía que admitir que no tenía nada claro lo que sentía.

A veces, Peter Lanzani la hacía sentir como si fuera la mujer más deseable del mundo, como si de verdad compartiera con ella algo especial. Sin embargo, otras no creía ni una sola palabra de lo que le decía.

Lali volvió en sí y se dio cuenta de que no era el momento de analizar sus sentimientos, sino de evitar una catástrofe. Peter estaba a punto de entrar en el restaurante, cuando vio a Candela y a su acompañante que se dirigían al mismo lugar.

Lali salió del auto y corrió para salvar a Peter.

Lo alcanzó cuando ya había llegado al mostrador del restaurante y conversaba amigablemente con el maître. Como un rayo, Lali entró, lo agarró y se lo llevó a un rincón, ante la sorpresiva mirada de los presentes en el recibidor en aquel momento.

—¡Lali! ¿Qué… qué pasa?

Miró por encima del hombro de él para chequear que Candela ya estuviera adentro.

—Te estaba esperando afuera —le susurró al oído.

—Habíamos quedado a las ocho aquí, ¿no? —se pasó la mano por la frente en un gesto de confusión—. No llegué tarde, ¿no?

—¡No, para nada!

—¿Estás bien?, ¿pasa algo? Se te nota un poco… acalorada.

Por lo menos ya no estaba pálida. Al fin había podido eliminar todos los restos de pintura de su cara.

—Es sólo que… estoy muy contenta de verte.

Después de esas palabras, lo empujó aún más hacia la esquina, para evitar que su hermana lo viera.

—¿Qué pasa?

Lali continuó atenta a lo que sucedía en el recibidor. Su hermana hablaba con el maître y le pedía mesa con una de esas sonrisas seductoras con las que conseguía siempre lo que quería y de inmediato.

—La verdad es que no tengo hambre —le dijo Lali.

Peter sonrió de medio lado.

—¿Te quieres ir sin haber comido?

Lali asintió. El corazón le latía con tanta fuerza que temía que él pudiera oírlo. Su mirada se vio cautivada por el espesor de sus labios seductores. Podría besarlo, todo como parte de su plan vengador, claro estaba. Pero su instinto le decía que una vez que sus labios se juntaran, ya nunca nada volvería a ser lo mismo. Seguro que era un increíble besador. Desde luego, unos labios como aquellos no se encontraban todos los días. Un leve encuentro de bocas sería su perdición…

—Quiero irme… ahora —la última palabra salió como un suspiro íntimo y sugerente.

Continuará…