Capítulo 16

Hola, hola!!! Cómo empezaron la semana?! Yo las ayuda a que la empiecen mejor publicando temprano jajajja es que no se si más tarde pueda... obvio que si puedo mmmm... quien les dice y tienen otro ;) Gracias por sus comentarios!!! Besos :)

Twitter: @Caparatodos

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—Esta es la cita más extraña que he tenido en mi vida —le susurró Peter—. Una sorpresa por minuto.

Lali lo vio alejarse, no sin antes sentir cierto remordimiento.

—Después de esta noche, no habrá más sorpresas. Peter Lanzani saldrá de mi vida para siempre.

Capítulo 16:

El PRINCIPESSA no se comparaba en lo más mínimo con un restaurante de la categoría de Sottovoce, pero a Peter parecía no importarle si ella estaba feliz. Y Lali se esforzó todo lo que pudo por parecer contenta y vivaz.

Efectivamente, aquel era el lugar perfecto para poner cierta distancia entre ellos.  Los colocaron en un discreto rincón, bajo una palmera.

Peter pidió una carta de vinos, pero la mesera del lugar le informó de que todo lo que tenían era un tinto de la casa y marcas desconocidas. La muchacha, vestida con un pareo floreado le ofreció un cóctel de ron y coco, que Lali aceptó gustosa y Peter rechazó, prefiriendo una cerveza.

La mesera regresó enseguida y rompió el incómodo silencio que se había creado entre los dos. Dejó las bebidas, tomó la orden de lo que iban a comer y se marchó.

Lali se aferró a su coco como si fuera un salvavidas y sorbió gustosa.

Peter la observaba con curiosidad.

—¿Sueles venir aquí muy seguido?

Lali apartó la cañita de su boca.

—¿Por qué?

—Porque es el último sitio en el que esperaría encontrarte —dijo él suavemente.

—Alquilé este sitio para una fiesta infantil. A los niños les encanta, aunque yo tuve dolor de cabeza durante varios días después… —señaló los altavoces—. Por los tambores.

Peter miró.

—¡No los me había dado cuenta hasta que los mencionaste! —se rió—. ¿Te gustan los niños?

—¡Me encantan! —contestó Lali—. De uno en uno, niños calladitos y obedientes que no tengan las manos pegajosas. En grupos y enloquecidos por la emoción de una fiesta, los detesto. ¡No volveré a hacer una fiesta para niños en mi vida!

Peter le agarró la mano y enlazó sus dedos con los de ella. El primer impulso de Lali fue apartar la mano, pero se contuvo al darse cuenta de qué, realmente, no quería hacerlo. Era, además, un gesto lo suficientemente inocente como para no necesitar su rechazo.

—Yo siempre he querido tener dos hijos —dijo él mientras estudiaba las cuidadas manos de su acompañante—. O quizás tres. ¿Qué te parecería tener tres niños?

A Lali se le hizo un nudo en la garganta. ¡Aquel no era el tema más adecuado para una primera cita! ¿Estaba bromeando o hablaba realmente en serio? ¿Por qué insistía en atormentarla?

Lali se ruborizó.

—No creo que sea muy lógico que estemos hablando de nuestros… de niños. Después de todo, recién nos estamos conociendo…

Él se encogió de hombros, recogió su mano y se aflojó la corbata.

—Tal vez tengas razón. Es demasiado pronto para hablar de matrimonio. Deberíamos esperar a la segunda o tercera cita. Pero, entonces, ¿de qué debemos hablar en esta primera cita?

—Tú deberías saberlo mejor que yo —le dijo ella—. Estoy segura de que has tenido muchas más primeras citas.

—Bueno, la verdad, no muchas últimamente —volvió a tomar su mano—. Te voy a decir un secreto: no he tenido una cita en meses.

—Mentiroso —dijo ella y apartó la mano rápidamente.

Él alzó las cejas con sorpresa.

—¿No me crees?

—No estoy segura, pero me parece que juegas conmigo, que te empeñas en confundirme.

—¿De verdad te confundo? He sido completamente honesto contigo desde la primera vez que nos vimos. Pregúntame lo que quieras y te contestaré con la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.

Lali se acomodó en la silla y se inclinó hacia delante.

—¿Me responderás a cualquier pregunta?

—Sí.

—De acuerdo. ¿Quién fue la última mujer con la que saliste?

—Cristiana Verzoub —respondió él.

Lali frunció el ceño. ¿Cómo podía ser que no hubiera dicho el nombre de su hermana? A menos que entre Candela y ella hubiera habido otra mujer.

—¿Cuándo?

—¿Cuándo? No sé… Hace unos seis o siete meses. Fue sólo un día. Después tuve que viajar a Tokio y ella me dejó por un hombre que estaba en el mismo hemisferio que ella.

—De acuerdo. ¿Cuándo fue la última vez que le dijiste a una mujer que la querías?

—El mes pasado —respondió él—. Llamé a mi mamá. Era su cumpleaños, me puse sentimental y perdí la cabeza. ¿Qué puedo decir? Espero que no te pongas celosa.

Ella frunció el ceño.

—Me refiero a una mujer que no sea de tu familia.

Peter se quedó pensativo.

—Bien. Fue a Susana Michelsen —respondió—. Cuando estaba en la universidad. Era la mujer más hermosa que había visto. Obvio que antes de haberte conocido. Era la novia de mi mejor amigo. Pensé que, si era sincero con ella, dejaría a mi amigo y saldría conmigo.

—¿Y fue así?

—No. Se lo contó a su novio y un grupo de amigotes suyos me partieron la cara. Esa fue la última vez que le dije a una mujer que la quería. Tú no tienes hermanos, ¿no?

Lali se rió a carcajadas. Aquel hombre era imposible. Lo que ella buscaba era una verdadera confesión que acabara por delatarlo y con la cual pudiera aclarar aquella situación.

Pero cada vez estaba más confusa.

Continuará…