Capítulo 15

Hola chicuelas!!!! Cómo están?! Gracias por sus comentarios! Se les quiere y que empieces y tengan una linda y feliz semana!!!! Besos ;)

Twitter: @Caparatodos

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—Quiero irme… ahora —la última palabra salió como un suspiro íntimo y sugerente.

Capítulo 15:

Bueno, al fin y al cabo, si Peter pensaba que algo más interesante los esperaba a la salida del restaurante sería más fácil que no pusiera obstáculos para salir de allí cuanto antes.

Así fue. Peter la agarró de la mano y, juntos, se dirigieron hacia la salida.

Varias miradas curiosas los siguieron y Lali se ruborizó ante la idea de lo que podían estar pensando. Después de todo habían sido testigos de un apasionado abrazo, un secuestro amoroso y algo de lo que no podrían dar cuenta, ya que había sucedido en la oscuridad del rincón más alejado.

En cuanto llegaron a la calle, Peter la agarró de la cintura, un gesto casual, hecho sin excesiva pasión, pero que consiguió alterar todo el sistema nervioso de Lali. Y si un abrazo tan leve y sin importancia tenía aquel efecto sobre ella, ¿qué podía suceder si el tacto era intencionado y apasionado?

Lali tropezó y Peter la agarró con más fuerza. Sus cuerpos se juntaron y ella sintió todo su masculino calor a través de la ropa. Tragó saliva y se preguntó, una vez más, qué demonios estaba haciendo, por qué se había metido en aquel juego incierto que no sabía a dónde la llevaría.

¿Por qué lo encontraba tan irresistible? Después de todo no era más que un hombre… guapo, adorable, inteligente…

¡Tenía que tener siempre presente que era el ex novio de su hermana y que la había abandonado!

—Bueno, ¿dónde quieres ir? —le preguntó mientras le apretaba cariñosamente la cintura.

Al llegar al auto, se vio atrapada entre una carrocería negra resplandeciente y un cuerpo bien plantado. Lentamente, comenzó a inclinarse hacia ella, una lógica respuesta al modo en que había actuado en el restaurante.

Iba a besarla, lo sabía y era inevitable. Ella sola se había metido en ese lío y tendría que cargar con las consecuencias.  Así que, cerró los ojos y esperó lo inevitable. Trató de pensar en el dentista, en el dolor de pies que le daban los tacos o en la última fiesta que había organizado, cualquier cosa, con tal de evitar la catástrofe. Y así esperó a que el shock eléctrico recorriera todo su cuerpo. Pero nunca llegó.

Abrió los ojos lentamente y se lo encontró allí, mirándola con un gesto de extrañeza.

—¿Estás bien, Lali? Actúas de un modo muy raro.

Lali respiró y tragó saliva.

—Pensé que me ibas a besar —le dijo.

Peter le acarició la barbilla y se rió suavemente.

—Me encantaría besarte. No recuerdo haber deseado tanto besar a mujer.

—Y ¿qué estás esperando? Acabemos con esto cuanto antes.

—Lali, cuando te bese por primera vez, no será en un estacionamiento y no va a acabar cuanto antes. Va a ser largo y dulce, algo que ninguno de los dos quiera terminar. Así que yo elegiré el lugar, si tú me dejas.

—No hay problema —dijo ella con un aire casual del que carecía.

La idea de un beso largo, lento y dulce era en sí suficientemente sugerente como para encima imaginar el lugar.

Sin duda, sería un desastre. Tal vez, ya había llegado la hora de poner fin a aquel ridículo plan. De hecho, si no lo dejaba besarla, jamás lograría enamorarlo y, si se lo dejaba, sería, posiblemente, ella la que caería en sus encantos.

Tenía que ser ella la que tuviera el control y, sin embargo, tenía la impresión de que lo único suyo que controlaba algo eran sus hormonas quienes, sin duda, la llevaban por el mal camino.

Si la base de su plan era que él se enamorara para luego dejarlo, ¿cómo podría llegar terminar bien si después iba a ser incapaz de dejarlo? Más bien acabaría siendo él el que se alejara.

Entonces, ¿por qué arriesgarse más? No le podía fallar a Candela… Candela…

Era curioso, pero, cuanto más conocía a Peter, más le parecía que Candela estaba equivocada. Aquel hombre no parecía capaz de romperle el corazón a nadie. Había tantas diferencias entre el hombre que Candela describía y el hombre que Lali tenía frente a sus ojos que daba que pensar.

Tal vez era su propia ceguera la que le impedía ver la verdad. Quizás era ella la que tenía una percepción falsa de la realidad.

Lali forzó una amplia sonrisa.

—Bueno, ¿dónde vamos a cenar?

Peter frunció el ceño.

—¿Cenar? Pensé que lo que querías era irte de aquí.

—Sí. Pero tengo hambre, mucha hambre. ¿Qué prefieres: pizza, comida china? Hay un restaurante italiano muy cerca de aquí.

Era un lugar ruidoso y poco íntimo, un lugar en el que la conversación era casi imposible, y donde podría lograr sobrevivir a su primera y última cita sin más peligros.

—De acuerdo. Si eso es lo que quieres, iremos allí.

—Yo voy en mi auto y tú en el tuyo.

—Esta es la cita más extraña que he tenido en mi vida —le susurró Peter—. Una sorpresa por minuto.

Lali lo vio alejarse, no sin antes sentir cierto remordimiento.

—Después de esta noche, no habrá más sorpresas. Peter Lanzani saldrá de mi vida para siempre.

Continuará…