Capítulo 17

I’m back! :P aajjajaja GRACIAS por sus comentarios, son lindas eh! Las leo a todas tanto acá como en tw! Son lo más y me pone feliz que les guste!!!!

Inmilla: Qué aguante eh, qué aguante!!! Una genia :D Ahí va otro! Te quiero!!!!  

Chari: Yo quiero saber el apodo jajajja más chismosa! :P

Ione: Prometo pasar, pero tengo MUCHO que ponerme al día… a veces me faltan horas para leer jajaajja

Giada: Tu fiel a tu teoría ;) mmmm… jajajaja ya veremos! Y GRACIAS por crear el banner, lo espero ansiosa! :D

Lucia: No te preocupes por los comentarios y gracias a ti por siempre darte el tiempo!

Vale (Vagomi): Que certeza eh! ;) Espero hayas empezado con todo hoy y nada metale con los estudios señorita! Besos

Les dejo algunas recomendaciones de blogs con Novela, muchas recién empiezan:

http://laliterendlesslove.blogspot.com/2012/02/capitulo-1.html

http://expresandolyp.blogspot.com/2012/07/prologo-venganza-griega.html (Meli que recién empieza una nueva nove)

http://snlaliter.blogspot.com (una novela GENIAL, y que ya volvió con más capis)

http://enunlugardelamemoria.blogspot.com/

http://mirincon-inma.blogspot.com/

http://amoreternolyp.blogspot.com.ar/

Son algunas que recién empiezan! Igual saben que al lado derecho hay una lista de blogs con noves muy buenas para leer! ;) Bueno no me extiendo más! Besos y ahora sí, nos leemos mañana… Qué tengan una linda noche!!!

Twitter: @Caparatodos

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Lali se rió a carcajadas. Aquel hombre era imposible. Lo que ella buscaba era una verdadera confesión que acabara por delatarlo y con la cual pudiera aclarar aquella situación.

Pero cada vez estaba más confusa.

Capítulo 17:

No había mencionado a Candela en ningún momento y, lo que era peor, su respuesta había sido una sutil insinuación de que algún día podría amarla a ella.

Así que, aparentemente, su hermana no había escuchado de esos labios una declaración de amor eterno ni nada semejante.  Aquello no tenía lógica. ¿Por qué iba a ocultarle él esa información, cuando le estaba confesando cosas de la misma magnitud? Y, desde luego, Candela no era una mujer fácil de olvidar.

Lali se frotó las sienes tratando de comprender. ¿A quién le debía de creer? ¿A aquel fascinante hombre que encendía todas sus inconscientes pasiones o a su emocional y alocada hermana? ¿Y si Candela estaba mintiendo o exagerando lo que realmente él le había dicho? Entonces Peter no sería más que una pobre víctima de todo aquel enredo.

Pero, según Candela, habían pasado semanas juntos. ¡Es más, hasta se habían ido de viaje! Y los regalos… ¿Cómo podía Candela haberse imaginado todo eso?

Lali dio un sorbo a su coco y él empezó a darle una visión más clara de las cosas. La única explicación que encontraba era que Juan Pedro Lanzani fuera un mentiroso empedernido.

Lali levantó la mirada y fingió una sonrisa.

—Espero que nos traigan pronto la comida. Estoy muerta de hambre.

—Ahora me toca a mí —dijo Peter—. La verdad y nada más que la verdad.

—Tal vez deberíamos cambiar de tema —dijo ella—. ¿Por qué no me hablas de tu trabajo?

Peter agarró su cerveza y le dio un trago.

—De mi vida amorosa a mi trabajo. ¿Cómo es que nunca hablamos de ti, Lali? Si fuera un poco perspicaz, llegaría a la conclusión de que algo ocultas: un pasado oscuro, un marido del que no me quieres hablar.

—¡Claro que hablo de mí! —respondió ella.

—No me has respondido a la pregunta de si tienes hermanos.

—No tengo hermanos —respondió ella—. Ahora, háblame de tu trabajo.

La miró con cierto fastidio durante unos segundos pero, al fin se relajó.

—Bueno, si así lo quieres, vamos a hablar de mi trabajo. La verdad es que últimamente está pasando algo muy inusual. ¿Recuerdas la noche que nos conocimos, lo de las llantas desinfladas y todo eso?

Lali asintió. ¿Cómo podía haberlo olvidado?

—Sí, claro que sí.

—Bueno, creo que no fueron unos vándalos —dijo Peter—. De hecho, creo que sé quién fue.

Lali casi se atraganta con la bebida. Comenzó a toser con desesperación. Se golpeó el pecho con la palma de la mano. Pero seguía tosiendo. Peter se preocupó, llamó a la mesera, que a su vez llamó a un mozo de dos metros con un machete en el cinturón, quien parecía dispuesto a todo por acabar con su sufrimiento. Lali agitó la mano para rogar que la dejaran y continuó tosiendo hasta que, por fin, logró parar.

Cuando consiguió recuperar la respiración, se había secado los ojos, se había limpiado la nariz y sonrió como pudo.

—Lo siento —dijo—. Se me fue por el otro ducto. Ya estoy bien. Por favor, continúa.

—¿Qué siga?

—Sí, Cuéntame. ¿Quiénes son los vándalos?

Peter la miró fijamente durante unos segundos.

—No, no fueron vándalos.

—¿Cómo sabes?

—Bueno, no lo supe hasta que ayer se presentó una policía en mi oficina.

Lali tragó saliva.

—¿Lla… llamaste a la policía?

—Sí. Cuando vi a la mujer policía allí pensé que venía a tomar mi  declaración. Pero, de repente, se quitó la blusa y empezó a menear el trasero.

Lali comenzó a toser de nuevo y se tuvo que cubrir la boca con la servilleta.

—¡La policía se quitó la camisa!

—La verdad, se lo quitó casi todo, y delante de unos clientes muy importantes. Realmente no era una policía, sino una bailarina de striptease. Creo saber quién está detrás de todo esto. Ya le pedí a mi hombre de confianza que contrate a un investigador privado.

—¿Un investigador privado? —volvió a toser. Se dio unos golpes en el pecho, ¡Primero un policía, luego un investigador privado! Esto era el final. Candela había pasado los límites. Peter terminaría descubriéndola, si es que no sabía ya que se trataba de ella.

—¿El investigador ya tiene a alguien?

—No, todavía no. Pero yo estoy casi seguro de que detrás de todo esto está Ludovico Zamorano. Está dispuesto a arruinarme.

Lali respiró aliviada.

—¿Ludovico Zamorano?

—De Ludovico y Roth arquitectos. Es mi competidor más directo y un hombre sin escrúpulos. Ambos hemos presentado sendos proyectos para la construcción de un centro cívico. Estoy seguro de que lo del otro día tenía como objeto conseguir destruir mi reputación ante todo el comité que decide sobre el proyecto. Pero en cuanto consiga la prueba que necesito, estará perdido. Nadie querrá trabajar con él.

—¿Lo vas a arruinar?

Peter negó con la cabeza.

—Se arruinará a sí mismo y yo aplaudiré con gusto.

Lali no sabía qué pensar respecto a todo ese enredo. Tampoco era justo que pagara el señor Ludovico, que no era culpable de nada.

¿Cómo podía ella evitar la catástrofe, cuando había tanta gente mezclada en aquel caso?

—¡Qué rico!, ya viene nuestra comida. ¡Menos mal, porque tengo un hambre tremenda!

Al menos la comida evitaría que la conversación llegara a lugares no deseados. Mientras comía se iría preparando para el próximo desastre que le esperaba.

Continuará…